Gritar, correr, golpear, huir, maldecir, ignorar, odia y llorar, pero llorar de verdad de esas lágrimas que salen del pecho que notas como duele, que te perforan el alma, duelen como si un puñal atravesara tu pecho hasta hundirlo en lo más hondo de tu corazón, quizás ahí es donde guardas esos bueno momentos que has olvidado.

Pero entonces aparece una pequeña tregua, que nos deja respirar desde lo más profundo de nuestro ser, por un momento todo esta bien, tus manos dejan de temblar, incluso el paso tan acelerado que llevabas frena, se relaja para disfrutar de esa sensación. Vas a sacar las llaves y cae, ese papel del chicle que te había dado hace un rato con su sonrisa increíble y en las llaves ese llaverito que me regalo, me encanta (ba) como brillaron sus ojos al mirarme aquel día.

Todo esos momentos parecen perfectos, únicos, sus palabras cuando hablamos de que todo el mundo se separaba pasados los años " pero lo nuestro es para siempre de verdad", entonces ¡MIERDA!, ¿Y SI SE HA ACABADO PARA SIEMPRE?, por una discusión tonta, eso duele.

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