Cuentan los días mis brazos sin hallarte, y me recuesto en el suelo y se me eriza el pelo en solo recordarte, que mi almohada está llena de cuando no estabas, de canciones que nunca cantabas, de todo, de nada, de besos de esos que nunca me dabas, y de un tiempo a esta parte decido soñarte, y ya ves, despierto como me acosté.

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