Recuerdo estar tumbada en la cama y pasar la noche pensando en todo lo que aun nos quedaba por vivir.
Ver la playa a tu lado, que nuestros pies tocaran la arena ardiendo y correr hacia la orilla para mojar los pies.
Ir a ver millones de pisos esperando al fin encontrar la casa de nuestros sueños, donde criar a nuestra hija.
Despertar a tu lado cada mañana, que vinieras a traerme el desayuno o quizás yo a ti en nuestro día especial.
El día que te fuiste de mi vida, recuerdo despertar en mi habitación y pensar, "hoy tengo la sensación que va ser un día horrible", no estaba equivocada. Ese día aprendí que los cambiós no son siempre buenos.
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